miércoles, 3 de noviembre de 2010


Ciclo de Talleres de lectura y debate sobre Anarquismo, Sindicalismo y Revolución.

Todos los viernes de noviembre a las 19 hs.

En Libres del Sur, Av. Pavón 1635, Avellaneda.

viernes, 20 de marzo de 2009

EN TIEMPO DE ELECCIONES, OTRA VEZ…

Frente a nosotros aparecen otra vez los mismos rostros de siempre: crisis y elecciones. Demos la lucha, sin retroceder jamás. Avancemos con la unidad frente al enemigo y la solidaridad como arma.

Frente a nosotros tenemos un nuevo año electoral. Otra vez, los aparatos de propaganda y (des)información de los partidos y alianzas coparán radios, diarios, calles y programas de TV. Sin embargo, el panorama en este caso es muy distinto al de años anteriores. Una crisis de gigantescas proporciones se cierne sobre el mundo entero, y pese a los temerarios anuncios oficiales de los primeros días, no seremos inmunes a ella. Como muestran las observaciones de la CTA (en puja interna entre el kirchnerismo y el Proyecto Sur de Pino Solanas), “en noviembre y diciembre (…) se han perdido 47.000 puestos de trabajo" y “hubo 14.700 empleos en riesgo"1. Más allá de los estudios que realicen los aparatos de la burocracia, lo podemos constatar a diario, no solo en los despidos que vemos a nuestro alrededor, sino en los conflictos abiertos, en su mayoría de fábricas abandonadas por la patronal, como Indugraf, Filobel-Febatex, Massuh, Arrufat, Disco de Oro, y demás.

¡Planes para todos!

Ante este panorama, las medidas del kirchnerismo fueron celebradas con bombos y platillos por propios y ajenos: facilidades para adquirir autos, electrodomésticos, viajes por el país a 6 cuotas con tarjeta y ahora bicicletas. Evidentemente, este supuesto estímulo al consumo (no así a la producción, ya que se realizó sobre stocks acumulados) va dedicado a recuperar a un sector, la clase media-alta, aquella que el gobierno perdió en el apogeo del conflicto inter-burgués del lockout agrario, y atar su supuesto progreso a la continuidad del proyecto kirchnerista. Como en una reedición “nacional y popular” (aunque con salvedades propias de la situación) del voto-licuadora del gobierno menemista, pretenden instalar el miedo al recambio en la clase media consumista que debe volver a votar al mismo con el que se endeudó, para no perder sus nuevos bienes. Pese a esto, luego los clasemedieros le dieron nuevamente la espalda al gobierno, al anunciar aumentos de gas y luz que afectan al consumo de los sectores medios para arriba. Por otro lado, a los sectores populares, nos quedaron los aumentos en tren, subte y colectivo, que se comen aún más los magros salarios. Los mismos que no van a aumentar, o lo van a hacer en proporción miserable, a cambio de mantener los puestos de trabajo. Incluso, como en Volkswagen, van a recortarse un 25% y aplicar suspensiones3. Ese fue el arreglo de la burocracia sindical con la patronal. No movilizar, no elevar el conflicto, para que el escenario no se caliente, es su compromiso. Así, tratan de ahogar el surgimiento de nuevos luchadores y movimientos que pongan en duda su dirección corrupta de los sindicatos y mantener el país tranquilo para sus patrones gubernamentales.

Los contras, sin rumbo

La oposición, pese a todo, no atina a encontrar un proyecto propio que pueda darle una victoria segura en octubre (o julio, debido al proyecto oficial). Las pugnas de cartel por figurar primeros en la boleta ponen en riesgo la endeble alianza oportunista de la más cruda derecha que nuclea a Solá, Macri y De Narváez, mientras que la fanática religiosa Elisa Carrió, pierde todos sus supuestos escrúpulos morales al buscar aliarse con todo aquel que esté dispuesto. Incluso lanzó un llamado al “pueblo peronista” a que se sume a sus filas, y repite en cuanto micrófono tiene a mano que “hay que eliminar las retenciones”. La declaración no es nada inocente, ni surge de algún tipo de convicción (si es que tal personaje la tuviera), sino de tratar de aprovechar el conflicto entre la patronal del campo y el gobierno, de cara a los comicios de octubre. Dentro de esta tónica se encuentran las defecciones de Reutemann, Romero, Obeid y sus aledaños. Si en algo coincidieron todos los sectores del arco opositor al actual gobierno, es en brindar su apoyo a las entidades agropecuarias. De esta manera, además de intentar captar para sí el rédito político que el pasado conflicto dejó en ciertos segmentos de la sociedad, se muestran como defensores de un interés puntual, el de la burguesía agroexportadora.

Por que nos oponemos y que es lo que proponemos

Pero nada de estos manejos, alianzas y traiciones son nuevos en su política, la electoralista, que solo busca conseguir votos, sin importar proyectos, plataformas y mucho menos, ideologías (“un viejazo" según la líder de la Coalición Cívica2). Estas circunstancias son las que denuncian el carácter permanente de las elecciones, esa mentirosa ilusión de participar, pero que se limita a poner una boleta en la urna cada dos años y luego dedicarse a ser un espectador pasivo, ya que no hay posibilidad de deliberar ni gobernar, “sino a través de los representantes”. Con este perverso mecanismo, el sistema se asegura canalizar el descontento popular con un cambio de figura visible, que permita mantener incuestionable el sistema de acumulación y a través del paso del tiempo, legitimarlo al punto de volverlo intocable. Así, dejan fuera de la toma de decisiones a la mayoría, y confinan el descontento popular a la nada misma, o lo duermen con divertimentos idiotizantes y pasatistas, que evitan que los oprimidos puedan despertar de esta suerte de pesadilla que nos toca vivir a diario. No es casual que el sufragio universal haya sido aprobado en 1912, época de apogeo del anarquismo en el movimiento obrero, a fin de debilitar la intransigencia ácrata frente al gobierno a través de falsas concesiones. Sin embargo, comprender la mentira que significan, y oponerse a participar del circo de las urnas, no es suficiente. Debemos mantenernos firmes en nuestra postura, a la par que la expandimos entre los trabajadores, los estudiantes, los vecinos, y la sociedad en general. Denunciar el carácter de mentira institucionalizada de las elecciones, pero no solo detenernos allí, sino utilizar las oportunidades que brinda la politización de la sociedad frente a la fecha de votación para difundir nuestros proyectos positivos, el modo anárquico de organización de la sociedad, el federalismo como oposición al Estado, la asamblea en vez de las elecciones, los acuerdos libres en lugar de las leyes, en definitiva, el anarquismo vivo y real, que tiene propuestas de acción concretas. Demostrar, en la práctica, lo que significa la verdadera participación política, HACER por nosotros mismos, sin mediaciones ni delegados, llevando bien por delante el arma libertaria que hizo carne en las luchas obreras: la acción directa. La mano tendida al compañero, hombro con hombro dispuestos a la lucha, contra los despidos y suspensiones, contra la mentira de las elecciones.






1 http://criticadigital.com.ar/index.php?secc=nota&nid=19235
2 http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-16763-titulo-Carri_dice_que_hay_que_pedir_plata_al_FMI 3 http://www2.lavoz.com.ar/09/03/04/VW-suspensiones-todo-personal.html

Inseguridad: los medios, los miedos, la muerte y el control

Las agendas mediáticas y sus respectivos planes suelen ser bastante predecibles. Durante cierta cantidad de meses explotan un recurso a fin de implantarlo en la sociedad con la fuerza de un taladro, para luego saltar a otro cuando este se acaba y genera hastío en los espectadores. Sin embargo, un tema es recurrente: la inseguridad. Durante el conflicto patronal sobre la resolución 125, estas noticias parecían haberse evaporado, como si los hechos violentos hubieran dejado de ocurrir. Pero ahora, hasta los robos de cartera e intento de manoteo de celular son noticia. Es llamativa, a su vez, la operación realizada sobre la muerte de policías, quienes ahora pasan, en el imaginario mediático, a ser llamados “héroes”, sin importar que una semana atrás se descubría a la policía como participante activa de secuestros, violaciones, robos del tipo comandos, “transas” para mandar presos a robar, y demás. Se hace necesario agregar desde nuestro lugar a esa lista, un par de acusaciones-verdades: gatillo fácil, estigmatización del pobre, represión servil de toda protesta; en fin, elemento de coacción e intimidación que preserva al Estado y al Capital de las piedras del hambre y la bronca.

“El que mata, tiene que morir”

Dentro de este programado marco de violencia, la muerte de un asistente de Susana Jiménez disparó una polémica frase que desenmascaró las intenciones reales de los promotores de la inseguridad: “El que mata, tiene que morir”. Contundente como un tiro a la cabeza, la frase se expandió entre lo más rancio y reaccionario de la sociedad llegando hasta (temor mediático mediante) a sectores más moderados. Incluso el otrora paladín del progresismo, Jorge Lanata, dedicó uno de sus editoriales a tratar el tema de manera ambigüa, aunque dejando la balanza a favor de la pena de muerte. Pero no es solo el deseo de exterminar el que mueve a este grupo (al que se sumaron renombradas figurillas televisivas, patéticos líderes de opinión de esta sociedad sometida al pan y circo mediático), sino también el de arruinar pibes en vida, pidiendo la vuelta del servicio militar obligatorio. La nefasta y trágica colimba, que además de promover los más nefastos y negativos valores (obediencia ciega, disciplina cuartelera, fidelidad a la bandera y odio a lo diferente), se cobró la vida del conscripto Carrasco, y gracias a las manifestaciones en su contra, fue suspendida (no derogada) en el año 1994. La excusa es “alejar a los chicos del paco”, para lo que los promotores de la muerte quieren dejar a los jóvenes en manos de quienes ayer los desaparecían, como si ser un correlimpiaybarre fuera escuela de formación de personas. Frente a estas posturas que parecían enterradas en el tiempo, debemos oponer nuestras banderas históricas de oposición a los ejércitos y a la guerra, como agentes de falsa unión de la sociedad bajo la mentira patriótica, ocultamiento de la lucha de clases y división del proletariado internacional, a fin de sojuzgarlos en cada territorio por separado.

Y dios metió la cola

Como corolario temporalmente final de este plan del terror, se desarrolló en Plaza de Mayo un acto “contra la inseguridad”, en la que fueron oradores el rabino Bergman y el sacerdote Marcó. Pretendidamente apolítico, y refugiados en la farsante imparcialidad del religioso, fueron incapaces de ocultar el afán electoralista, con los constantes llamados del rabino a participar en política, ser fiscales de mesa (“evitemos que nos roben nuestros votos”) y comprometerse ciudadanamente; además de las veladas críticas constantes al kirchnerismo. La concurrencia tampoco disimulaba su filiación, al haber entre sus filas negacionistas del genocidio del 76 y promotores de actividades del nazismo criollo. La nota discordante la daba un pequeño grupo de familiares y amigos de una víctima del gatillo fácil, quienes casi en los bordes de la plaza, fueron ignorados en el discurso oficial y en el espíritu de la audiencia. Como siempre, los muertos de la pobreza y la protesta son olvidados, catalogados como simples errores humanos de individuos aislados, y no como práctica sistemática y enquistada en la peor de las instituciones burguesas. Sin embargo, es nuestro deber recordar a tantos compañeros caídos en las manos de la represión y la mano dura. Porque la seguridad no se gana con balas, sino con pan en la mesa, libros en la escuela y trabajo genuino para los jóvenes. Por Darío y Maxi, Teresa Verón, Petete Almirón, Carlos Fuentealba y tantos combatientes anónimos, caídos en la lucha por una sociedad justa para todos.

viernes, 6 de marzo de 2009

Es como escuchar una película en japonés de fondo.

Parece que dijeran algo importante, por la gravedad del tono.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Canción de Navidad (work in progress)

Quieran mis noches perdidas
ser algo más que esta triste
soledad
Y estas botellas vacías
que con mil lágrimas voy
a llenar

En este mar
donde supe ser gigante
tocaba
aquel sueño material