lunes, 31 de marzo de 2008

BAFICI 08 - Comentario 1

Ya todos sabemos que Internet acabó con las Inter e Hiper textualidades, hoy todo está a un click de distancia. Eso me permite, sin haber visto ninguna de las películas que se presentan, recomendar varias, tomando selecciones de diversos medios especializados y algún comentario mío perdido. Como quizás son muchas, van ordenadas según alguna misteriosa categoría que se me ocurra. La de hoy, se llama:

Los chinos están todos locos

Aunque son todos japoneses, salvo una excepción filipina y otra de Corea del Sur. Faltan películas coreanas interesantes, como hubo el año pasado ("A Dirty Carnival" y "Duelist", por ejemplo), pero las niponas nos van a compensar, y por mucho. Las chinas no garpan, todas alegatos del Dalai Lama y mariconadas por el estilo.

Black Belt (Japón), de Shunichi Nagasaki. Las películas de artes marciales son todas iguales, podemos decir, y yo asiento. Pero ésta no, porque no habrá arneses voladores, Jackie Chan ni Tom Cruise. Esta vez, los verdaderos campeones mundiales de la Japanese Karate Asociation, hacen verdadero Karate para la película. Imperdible.

Sukiyaki Western Django (Japón), de Takashi Miike. Homenaje al spaghetti western súper estilizado, hablado en un inglés con fuerte acento oriental, el último Miike es un eye candy con algo de esencia. Este es el film del BAFICI para dejarse tentar, abrir los ojos y apreciar una explosión de colores primarios. Y sí: Tarantino roba pantalla en un par de escenas.

I'm a Cyborg, But That's OK (Corea del Sur), de Park Chan-wook. El director de Simpathy for Mr Vengeance, Oldboy y Simpathy for Lady Vengeance, vuelve con otra película. No importa de quien sea, Chan-Wook ya está en el Olimpo.

Toda la retrospectiva de Kôji Wakamatsu. Un maestro del cine japonés a descubrir.

Secrets Behind the Wall (1965). Si bien Wakamatsu ya había filmado ¡más de 20 películas en los dos primeros años de su carrera!, este fue el largometraje que lo lanzó a la consideración internacional. Su historia es increíble y la contó el director del Forum, Christoph Terhechte, cuando presentó la primera de las únicas dos proyecciones. Secrets Behind the Wall fue seleccionada en 1965 para la competencia oficial de Berlín y, mientras el entonces joven Wakamatsu recorría la alfombra roja, la prensa japonesa la declaraba "una vergüenza nacional" y no podía entender cómo un burdo director porno accedía a un festival de semejante prestigio, mientras el gobierno nipón presentaba una queja formal vía diplomática por la decisión de los programadores de la Berlinale de rechazar todas las películas propuestas por la vía oficial y, en cambio, optar por este film experimental, con mucho de clase B, dominado por una tensión sexual asfixiante y con una mirada desoladora sobre la sociedad japonesa que incluye alusiones a las secuelas de Hiroshima, a Stalin (una pareja hace el amor bajo la mirada atenta del dictador soviético desde un afiche en la pared), a las protestas callejeras, al incesto, a las represiones de toda clase y a las más diversas perversiones. Todo con una puesta en escena bien arriesgada, llena de búsquedas formales y unos impactantes primerísimos primeros planos en pantalla ancha.

Go, Go Second Time Virgin (1969). Inspirado en un poema de Nakamura Yoshinori, este film sobre una joven virgen violada varias veces por un grupo de vándalos y la relación enfermiza y obsesiva que luego establece con un muchacho reprimido que deviene en asesino serial fue rodado en un puñado de decorados. El 95 por ciento de sus escasos 65 minutos transcurre en un único espacio abierto (la terraza de un edificio) que se transforma en decididamente claustrofóbico. Sexo, sangre, poesía y jazz conforman un cóctel expresivo desaforado y pocas veces visto hasta entonces para una película extrema y fascinante a la vez.

Sex Jack (1971), de Kôji Wakamatsu. Otro Wakamatsu, quizás su película más godardiana. Un grupo de guerrilleros debe esconderse de la policía, excelente ocasión para “compartir el amor socialista” con la única mujer del grupo. Pinku-politik al rojo vivo.

Ecstasy of the Angels (1972). Un grupo guerrillero roba explosivos en una base del ejército norteamericano, pero sufre varias bajas (algunos militantes mueren y uno de los que sobreviven queda ciego). Las distintas facciones de los revolucionarios se enfrentan luego de manera violenta por el control del botín para poder así liderar los atentados en distintas zonas de Tokio. Sexo y torturas, compromiso y traiciones, sueños y dogmatismos se combinan en una película destinada a la provocación y al debate. Por supuesto, el estreno sufrió en su momento un fuerte boicot y fue acusada de todo, desde ambos extremos del arco ideológico.

A Pool without Water (1982). El mayor agent provocateur del cine japonés presenta en este Bafici un foco de dieciséis películas ¿Cómo es que ese número no constituye una retrospectiva? Respuesta sencilla: este buen señor va por su film ¡cientoypico! y contando. Generalmente, Wakamatsu mezcla el pinku eiga (el cine erótico nipón) con la política revolucionaria, pero en A Pool Without Water deja un poco de lado lo último para concentrarse en la alienación privada de un señor casado que descubre la fórmula de la felicidad: rociar cloroformo en los aposentos de jovencitas apetecibles, violarlas, fotografiarlas y dejarles el desayuno preparado. Las secuencias ¿oníricas? en la pileta del título y los imaginativos recursos desplegados para no mostrar los pubis (tabú nipón inviolable), la hacen una de las mejores puertitas de entrada al mundo del señor Wakamatsu.

Sai no fukei (2005), de Koji Wakamatsu. Penúltima maravilla de este director japonés forjado en la variante más politizada del cine de género pinku eiga (películas eróticas de bajo presupuesto). Tras una prolífica trayectoria, particularmente activa en los 60 y 70, y una vida trepidante, ligada a movimientos políticos de izquierdas, Wakamatsu nos regala una pertinaz reflexión en torno al vacío moral que envuelve a la actual juventud japonesa. Fascinante relectura del Alemania, año cero, de Rossellini, la película retrata la fuga en bicicleta de un chico que acaba de asesinar a su madre. El film está basado en un hecho real, fue rodado en 15 días reproduciendo el trayecto recorrido en bicicleta por el protagonista (de Tokio a Aomori), casi sin guión, trabajando sobre la improvisación. La película comparte la mirada perpleja del Elefante, de Van Sant, sin embargo, en la construcción de su mecanismo formal, renuncia al hermetismo y opta por la flexibilidad. En perpetua búsqueda de nuevos recursos visuales (en el movimiento, en las distancias, en el tratado de la imagen), el film bascula entre la frustración y la utopía, el realismo y un lirismo sin límites en su búsqueda de la captura de la subjetividad de los protagonistas. Finalmente, los interrogantes y el discurso que propone Wakamatsu funcionan gracias a la contextualización histórica que el director introduce mediante el encuentro del muchacho con dos ancianos que relatan sus vivencias ligadas al pasado bélico de Japón. No es irrelevante apuntar que la banda sonora del filme cuenta con canciones de Kazuki Tomokawa, el "screaming philosopher" de Izo, de Takashi Miike. Una obra maestra total.

United Red Army (2007), de Koji Wakamatsu ¿Existió la militancia de izquierda en Japón? Parece un oxímoron pero aquí están todos sus tics (que son los de la militancia de muchos otros países). Una película que con su complementaria Red Army conforman un bloque que dialoga con las películas pink.

Tirador (Filipinas), de Brillante Mendoza. Tiene la vibración y el coraje que tenían las primeras “películas realistas” del llamado Nuevo Cine Argentino. Pero también varias diferencias: el rodaje parece más ligero y la narrativa es más expansiva, con varias historias paralelas y una mirada política (infaltable en el último cine filipino) de una dureza brutal.

The Rebirth (Japón). de Masahiro Kobayashi, cantante antes de convertirse en director de cine, protagoniza, escribe y dirige esta película –la gran ganadora del último Festival de Locarno– que dividirá a los espectadores. Argumento mínimo (que no vamos a contar) que va construyendo una fuerte emoción. Las rutinas en las que se sumerge con intensidad visual y sonora The Rebirth no funcionan solamente como una pintura del vacío de las sociedades industrializadas sino que trascienden la descripción y se convierten en una crítica asordinada y a la vez feroz. Y de las películas anteriores de Kobayashi a exibirse en el Bafici, si quieren empezar por la extraña y nostálgica ópera prima Closing Time sepan que van a encontrar referencias a Tom Waits (sí, claro, el título, y algo más) y mucha conversación cinéfila. Y desde ahí pueden seguir explorando la retrospectiva de este japonés que cambia de tono y ¿género? y mantiene la capacidad de sorprender.

viernes, 28 de marzo de 2008

Por favor cierren TEA ya, antes de que los idiotas sigan saliendo.
En las facultades privadas no hay centro de estudiantes, ni te dan panfletos, ni pasan a hablar por los cursos, ni pegan papeles en las paredes.
Pero hay aire acondicionado.

jueves, 27 de marzo de 2008

Siempre vas a ser mi primera foto, con luz o penumbras.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Está jodido estudiar cine y no volverse snob. Vi Hierro-3 y no solo no me aburrió, sino que me gustó.

sábado, 22 de marzo de 2008

Ahora que estudio para artista, soy peor persona.

jueves, 6 de marzo de 2008



¿Cuánto falta para el 5 de noviembre?

Remember, remember...