miércoles, 23 de mayo de 2007

Acto y Consecuencia

Cada silencio esconde un secreto, y cada muerte provoca una soledad. Los pensamientos ocultos, aquellos que por prudencia o trivialidad no fueron dichos, se pierden en el limbo del olvido y se vuelven un misterio. Incluso para aquel que los creó, quien diez segundos después, ya no recuerda haberlo hecho. Sin embargo, nada se pierde, todo se transforma. Esos impulsos nerviosos, luego de haber sido desechados por el olvido, vuelven a correr, persiguiendo nuevas mentes y pensamientos. Tratan de volverse actos, de alcanzar, sin importar como, un soporte físico. Una letra en un papel, un beso de amor, una mirada cruel, una imagen en una película, un último abrazo de adios, un viaje a cualquier lugar, un trago que queme la garganta, un grito en una canción, un gemido de placer.
Desafortunadamente, de cada cien millones de ideas, solo una se vuelve realidad. Por cierto que no será aquella que todavía no te conté, ni la que cruza por tu mente en este momento. Ni siquiera estas palabras, que jamás verán la luz. Y de hacerlo, morirán apenas dejes de leerlas, en busca de una mejor suerte en su próxima encarnación. Mientras tanto, les dejaremos flores.

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