martes, 1 de abril de 2008

BAFICI 08- Comentario 2

Seguimos con las recomendaciones.

Latinoamérica, despierta

La trinchera luminosa del Presidente Gonzalo (USA), de Jim Finn. Rara y más que interesante reconstrucción del entrenamiento de las mujeres militantes de Sendero Luminoso en las cárceles peruanas.

Mange, ceci est mon corps (Haití-Francia), de Michelange Quay. De una gran originalidad, singular y sincopada, lo político elevado a un grado de abstracción difícil de describir. Una de las grandes experiencias.

Pepos (Colombia), de Jorge Aldana. Inclasificable, desmañada y moderna. Hay una idea por minuto y la mayoría son buenas. Mucho del último cine de la calle que se hizo en Latinoamérica debiera ver esta joya oculta como quien descubre que tenía un pariente lejano y no lo sabía.

Luz silenciosa (México), de Carlos Reygadas. El talentoso director de Japón y Batalla en el cielo narra un triángulo amoroso (prohibido, claro) en el seno de una rígida comunidad menonita del norte de México. Más allá de sus homenajes a (e ínfulas de) Tarkovski y Dreyer, tiene algunas secuencias tan brillantes y sobrecogedoras que lo hacen insoslayable. Reciente ganador del premio FIPRESCI a la mejor película latinoamericana de 2007.

Calle Santa Fe (Francia-Chile), de Carmen Castillo. Esta directora radicada desde hace muchos años en París regresa a Chile para recuperar la historia de su marido Miguel Enriquez -lider del grupo revolucionario MIR, que acompañó a Salvador Allende y combatió a la dictadura de Augusto Pinochet- asesinado en 1974. Embarazada por entonces, Castillo se salvó milagrosamente de las balas policiales y fue enviada al exilio por los militares. Más allá de algún off sentencioso y de algunas decisiones artísticas discutibles en su didactismo for export, Calle Santa Fe es una obra de múltiples aristas, que propone diversos debates sobre aquella época, que tiene varias capas y niveles de lectura y que termina emocionando con una apuesta inteligente y profunda. La responsabilidad que cada uno tuvo en aquellos tiempos, la discusión sobre la lucha armada, las consecuencias del exilio, la reivindicación de los militantes muertos y la culpa de los sobrevivientes, las diferencias generacionales, los conflictos familiares y una larga discusión respecto de si el MIR debía o no comprar la casa de la calle Santa Fe donde cayó Enriquez son algunos de los temas que surgen durante las muy interesantes tres horas del film.

La rabia (Argentina), de Albertina Carri y Cochochi, de Laura Amelia Guzman e Israel Cárdenas Ambiciosa y elegante, radical y conscientemente provocativa, La rabia, de Albertina Carri, probablemente su mejor película hasta la fecha, es una indagación sobre la violencia, allí donde el orden simbólico se deteriora y da lugar a lo arcaico sin mediaciones

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