martes, 1 de abril de 2008

BAFICI 08- Comentario 3

Que gente loca!

Interkosmos (Jim Finn). De la Tierra a la Luna, y más allá también, la utopía cómica (DT dixit) de Finn promete ser uno de los mundos más atractivos a descubrir en este Bafici. Su ópera prima es un falso documental construido con el rigor y la seriedad de ese comunismo que en Europa (del Este) ya no se consigue, acerca de una misión espacial especialísima. Altos momentos de disparate a cara de piedra, como una coreografía con jugadoras de hockey formando hoces y martillos, al ritmo de un kraut rock sónico que le habría hecho mover los pies hasta a Kruschev.

Otto; or Up with Dead People (Bruce La Bruce). En Cartoon Wars, uno de los mejores capítulos de South Park, Cartman descubre por qué los flashbacks de Family Guy son tan disparatadamente arbitrarios. Resulta que los productores de la serie tienen una pecera gigantes con manatíes que eligen bolillas con inscripciones al azar y según el resultado de esta elección, los realizadores de Family Guy hacen un chiste. Ejemplo: si los manatíes eligen una bolilla que dice “Tom Hanks”, otra que dice “helado de chocolate” y otra, “rinoceronte gigantesco”, los guionistas de Family Guy meten un flashback en el que Tom Hanks está comiendo un helado de chocolate y viene un rinoceronte gigantesco y lo aplasta. O algo así. Los que conocen a Bruce La Bruce dicen que él también tiene una pecera gigantesca con manatíes y bolillas en su casa. Hace unos meses los manatíes sacaron las bolillas: “zombies”, “marxismo”, “homosexualidad”, “chanchadas”, “perversiones sexuales”, “cine mudo de la década del 20” y ahora Bruce la Bruce llega al BAFICI con Otto; or Up with Dead People.

The Sun and The Moon (Stephen Dwoskin). ¿Alguien se atrevió a mezclar erotismo y deformidad en un mismo plano visual a través de una película sin ningún pudor? Tal vez unos pocos lo hicieron, desde diversos géneros, con distinta distancia irónica, conceptual, fetichista. Pero Stephen Dwoskin, un especialista en la materia erótica, lo trató una vez más, en una película más allá de sus propios límites: esta vez él es el protagonista de esta cruzada, poniendo su cuerpo desequilibrado en un primer plano difícil de tolerar. Una adaptación de La Bella y la Bestia, pero la parte bestial se come a la otra y es difícil soportar esa cámara lenta que planifica la fantasía más monstruosa que alguien haya hecho realidad digital. Vanguardia pura, obra maestra de un futuro que, por desgracia, tal vez no exista nunca.

La France (Francia), de Serge Bozon. Primera Guerra Mundial + travestismo + irresistibles canciones anacrónicas + lirismo + desparpajo + una historia de amor y solidaridad en medio de las peores atrocidades + una enorme actriz (Sylvie Testud) haciéndose pasar por soldado para ir en busca de su marido, del que ha perdido todo contacto epistolar. Otra joya de la última Quincena

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